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- La Asociación Gallega de Moldistas, Matriceros y Afines (Agmma) aglutina a una veintena de compañías que generan medio millar de empleos y facturan 50 millones de euros. Agmma celebra esta año su 20 aniversario defendiendo un sector “clave en la fabricación de casi cualquier producto”, apunta su presidente Carlos Alves, gerente de la firma Demsu, instalada en Mos.
- ¿Qué importancia tienen las empresas de moldes y matrices en la cadena de valor de la industria manufacturera?
- Los moldes y matrices son unos utillajes de donde salen prácticamente todas las piezas de plástico y de metal que utilizan todas las industrias como la automoción, electrodomésticos, envases o juguetes. Nuestro sector mundialmente hablando es muy importante, sin él no se podría fabricar casi nada.
- ¿Qué previsiones de trabajo manejan para este año?
- Dependemos mucho de países como China y el año pasado, como estuvo cerrado, la mayor parte de los proyectos se quedaron en Europa, se colapsó el mercado español y portugués y parte del trabajo que tenemos ahora forma parte de contratos que realizamos el año pasado. Ahora que China volvió a abrir sus puertas, se prevé este segundo trimestre algo bajo pero esperamos volver a la normalidad en el segundo semestre.
- ¿Cómo les afecta el encarecimiento de las materias primera y los costes energéticos?
- La crisis nos afectó de lleno primero con las paradas en las fábricas por la pandemia. Ahí nos vimos obligado a hacer ERTES para poder mantener el empleo ya que nuestros trabajadores son el recurso más importante que tenemos. Cuando mejoró llegó el conflicto de Ucrania, la subida de las materias primas y de la energía y como nosotros trabajamos con presupuestos ya cerrados no lo podemos repercutir en el cliente, así que los sobrecostes van directamente a la cuenta de explotación de las empresas.
- ¿Falta empleo cualificado en este sector?
- Es un hecho crónico, de toda la vida. No conozco ninguna escuela ni formación reglada del sector de moldes. Las personas que están trabajando con nosotros las tenemos que formar. Desde que entran el primer día hasta que se pueden considerar profesionales, de media pasan unos cinco años. Y eso en el mejor de los casos.
- ¿Hacen falta trabajadores?
- Sí, pero ahora se suma un problema añadido y es que antes nos nutríamos de las personas que salían de las escuelas de formación profesional y cada año hay menos. Ahí tenemos un problema grave.
- ¿Es un sector que asegura carga de trabajo?
- Hay estabilidad. Nuestras plantillas son al cien por cien fijas.
- ¿Cuántos trabajadores necesitan? Hay demanda, la gente se jubila, hay permisos y bajas laborales y tenemos necesidad de reponer personal pero es difícil.
- ¿Para qué sectores trabajan? El 90% es automoción, que requiere de mucho utillaje. Sectores como el de los juguetes y electrodomésticos han ido a China a hacer sus producciones.
- La automoción lleva años muy afectada por la crisis de los microchips. ¿Les arrastra?
- Nosotros trabajamos dos años antes de que salga el vehículo, así que no nos influye directamente. Pero si no se venden coches, claro que nos afecta.
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